domingo, 12 de enero de 2014

Bagger Vance.






"-Tranquilo chico, no tengas miedo.

-No tengo miedo, he visto borrachos muchas veces.

-¿Que pinta tienen?

-No hay mucho que ver, bueno, no tanto como ellos parecen creer. ¿Cuánto es lo bastante borracho? 

-Buena pregunta. Ven aquí y te diré cuánto es lo bastante borracho. Bien, lo que aquí se ha planteado es, ¿cuánto es lo bastante borracho? Y la respuesta es, que depende de las células del cerebro. 

-¿Del cerebro? 

-Así es. Con cada vaso de licor que tomas acabas con cientos de esas células, pero eso no importa mucho porque tenemos millones. Primero mueren las de la tristeza, así que estás sonriente. Luego mueren las del silencio y todo lo dices en voz alta, aunque no haya ninguna razón, pero eso no importa, no importa por que luego mueren las de la estupidez, y hablas con inteligencia. Y por último... las células de los recuerdos... esas son difíciles de matar."


                                                                                                       

jueves, 9 de enero de 2014






"Tienes que ser fuerte, mantener el norte, intentar no rendirte."





Cómo no voy a ser fuerte. Si tuve que enfrentarme al mundo por alguien hasta quedarme sólo, si amé hasta odiar y desgarrarme. Si cuando de mí sólo quedaban los cimientos tuve el coraje y el orgullo de derrumbarme a mí mismo para no darle el placer a nadie de hacerlo.
Cómo no voy a mantener el norte. Que no he sufrido el hambre, pero si he pasado por muchas cosas. Yo, que amé a mi soledad hasta escribirle versos de adoración, que en ella encontré aquello que nunca podría encontrar en otra parte. Que cometí la locura de estar demasiado cuerdo.
Cómo podría rendirme. Si lo único que sé es que no soy el mismo; que soy mejor que ayer, pero mañana seré mejor que hoy. Que tengo la cabeza en su sitio; bien alta. Que si algo he aprendido, es que cuando se empieza a escribir, uno empieza a conocerse. Hasta que deja de reconocerse.




sábado, 4 de enero de 2014





    "Vuelvo como vuelve Septiembre…"




Son las noches las que abren el alma, eso lo sabe cualquier hombre que alguna vez supo amar de verdad. Conoces sus luces, su silencio. Recuerdas las manos frías, las ganas de volver. El no parar de temblar, el escribir para olvidar o para aprender; aprender a soñar. 
Enciendes el cigarro, y al respirar hondo, mirando a ninguna parte, buscando a nadie, esperando nada, cierras los ojos y comprendes que todo sigue igual. 

Soledad, me miraste a los ojos y te juré amor eterno para las noches de invierno.


                                                                                                                       "…de lo más hondo."




martes, 2 de octubre de 2012

Otro páramo lejano.

Abrir los ojos, oscuridad profunda. -He vuelto a caer, mierda -me dije. Siempre pensé que incluso en el rincón más oscuro podría estar esa tenue luz esperando ser encontrada. Y bien sabe Dios, si es que está allí arriba como creen muchos necios, que aquello no era una habitación oscura, era un laberinto a ciegas. Pero, ¿qué demonios? había tiempo, o eso pensé al principio. Tiempo de encontrarla, de perdonar y empezar algo indescriptible. Creí que esa luz estaría esperando por mi, brillando, queriendo ser una estrella. Mas no iba a ser tan fácil, por supuesto. Deambulé de un lado a otro por ese laberinto, no estaba dispuesto a rendirme. Había alguien amenazando con robarme aquella luz tan calurosa y que parecía estar hecha para darme calor a mi, y no es algo que pudiera permitir, nadie merecía más que yo encontrar ese rincón y ese calor que prometía darme, y nadie más que ella merecía todo aquello que estaba dispuesto a dar para que brillara más que nunca. A veces, imaginaba, ya maltrecho y herido desde el principio, su voz pidiendo que viniera. Pasaron los días, las semanas. Cada vez estaba todo más oscuro, incluso cuando parecía imposible tal cosa. Muchas esquinas, más que rincones, pues no hacía más que llevarme golpes que trataban de tumbarme de un lado a otro, con mala rabia, y no encontraba refugio. Lo daba por perdido, pero qué más podía hacer que tratar de buscar la forma de encontrar esa luz... seguí, esperando que algún día, por el motivo que fuera, pudiera sentirla en mis manos, no había cosa que más pudiera desear en la vida. Tal vez llegué tarde, tal vez nunca debí intentarlo siquiera. Pero, ¿sabes?, nunca me arrepentiría de buscar la felicidad, y yo me guiaba con el corazón para llegar donde hiciera falta. No, pero era tarde, muy tarde. La luz no estaba allí, en ningún rincón, llegué hasta el último en busca de ella, después de explorar todos y cada uno de los rincones, aun tenía la esperanza de que, aunque fuera en el último, estaría allí, y yo estaba dispuesto a perdonar que se hubiera ido tan lejos, huyendo con otro. Ahí me quedé. Rodeado de la oscuridad más infinita, solo, apartado, maldiciendo que alguien que había abandonado aquello que yo tanto deseaba con todo mi alma, había vuelto a por ello para jugar, y se había salido con la suya. Maldiciendo ser la persona correcta, en el momento equivocado.
Quizá hayas comprendido, que esa luz era tu corazón y que ese laberinto lleva por nombre el de un mes. Mi corazón permanecerá en ése último rincón cansado de dar vueltas. Hasta que, tal vez, algún día esa luz comprenda quién la amó siempre de verdad y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario por demostrarlo, y quién dejó de querer realmente esa luz hace tiempo. ¿Yo? ya soy consciente de muchas cosas. De quién estuvo de verdad durante ese laberinto, de quién fue un hombro sobre el que llorar. De quién me falló y de quién esconde tras una máscara de bondad cosas horribles. Cometí muchos errores, pagué alto el precio de ese juego y me alejé de los que me importaban por tratar de resolver algo que huía de tener solución. Nadie luchará tanto por esa luz nunca, ni la querrá tanto. Y eso ya no es algo que sólo Dios puede saber, sino que esos que siempre estuvieron ahí, saben de sobra.

Tal vez nunca es tarde para las almas gemelas, y algún día los sueños realmente se cumplan. De momento, esperaré a que alguien me encuentre aquí, en éste páramo de silencio vacío.

martes, 6 de marzo de 2012

Lonely's thoughts.

Nunca estuve tan lejos. Llegué al punto de inflexión; sólo restaba cerrar los ojos y pensar, indagar en mis pensamientos buscando la luz. Nada. Sólo pensamientos desordenados en un colosal caos. Y abrí los ojos. Absolutamente nada. ¡Quién me iba a decir que en la más profunda de las oscuridades iba a ver las cosas tan sumamente claras...! Porque volví, sí, volví a meditar. El cuarto vacío, la puerta cerrada. Se acabó el silencio. En el reproductor puse la instrumental más reflexiva jamás compuesta. Y nada más. Sólo estábamos yo y mis pensamientos, bailando al compás de la música, buscando respuestas en la melodía del piano. Después cerré de nuevo los ojos. Y entonces vi. No estaba sólo; mi soledad era tan inmensa que era casi palpable, como una presencia sentada a mi lado sobre la cama. Comprendí que la música era mi única compañera fiel, que siempre estaba ahí, incluso en la más inmensa oscuridad en la que hasta tu sombra te abandona. Comprendí que mi soledad iba vinculada a la música, y que era el hombro en el que apoyarse sin titubear . Comprendí que mi musa, no me podía dejar sólo, pues era, simplemente, parte de mí y de mis poemas.



sábado, 3 de marzo de 2012

En algún lugar estará.


Busco como un loco cegado por los efectos del alcohol tu calor. Y nada. No estás más que en los tristes sueños que ya tan sólo recuerdo, anhelando volver a vivirlos, para al menos poder sentir que estás cerca, aunque sea una cruel ilusión que me haga sufrir. Ni el más grande de los delirios quitaría tú imagen angelada de la mente de este luchador de batallas perdidas, pues ya una vez las heridas estuvieron al rojo vivo y tus besos las fueron cerrando, aunque no fuéramos más que amigos, al igual que esos besos. Pero las cosas cambian, y el tiempo las pone en otro lugar; quizá si buscas bien, vuelvas a encontrar en mi corazón el rincón donde guarde mis promesas y sentimientos hacia ti, pues los guardé con recelo por si algún día los necesitabas. Siempre pensé que mi vida es una carrera, en la que yo soy demasiado rápido, y la suerte demasiado lenta. Así que dime por favor que la suerte me ha cogido para ponerte a mi lado, y que no necesitaré nada más que no seas tú. Busca bien, que necesito enamorarme, en algún lugar estará, y sólo tú lo puedes encontrar.

martes, 7 de febrero de 2012

Lost inside myself

Perdido, como aquellos sentimientos en el baúl de los recuerdos, como las cartas que te escribía sin remite, como los versos que alguna vez se me escaparon, como los momentos que olvidaste, como mi destino sin ti.
Perdido dentro de mi, en ninguna parte con mis folios.